*Por Ana María Larrea.
Freud nos dice que la sexualidad es
traumática. La
diferencia sexual, no tiene nada de natural, no es
instintiva como en los animales , que tienen una programación.
En “Tres ensayos para una teoría
sexual”, Freud dice que no hay un objeto determinado para la pulsión.
No hay complementariedad entre los sexos,
Lacan dira: “no hay relación sexual”.
La pregunta por la sexualidad en el
niño, sus teorías sexuales infantiles, sus ficciones, van a producir
identificaciones, deseos de objetos, ideales, condiciones de amor.
Lacan dice que el despertar, en la
pubertad, es el encuentro con lo real,
de lo traumático sexual, el púber, ¿cómo logra su salida? Primero debe entrar
en los significantes que lo pulsionan, para lograr identificaciones ,
elecciones y deseos propios y singulares.
En esta época, donde lo pulsional, el
exceso de goce invade,
sacude los
cuerpos, lo simbólico no alcanza.
Muchos niños aparecen en la consulta
casi mudos, sin palabras, faltan significantes que lo identifiquen.
¿Cómo es nuestra dirección de la cura en el discurso analítico cuando estos cambios
se manifiestan?, donde el cuerpo habla más que las palabras, las imágenes son
múltiples, el encierro se produce en muchos niños y los padres aparecen desorientados
e impotentes.
Si la salida de la infancia y la salida
del púber es por la vía de los síntomas,
singulares, para cada uno, o vía el fantasma. ¿Cómo ir logrando en la dirección
de la cura estas salidas?
¿Cómo ir anudando imaginario, simbólico
y real? ¿Cómo lograr que encuentre un saber hacer?
Es con la teoría y con trabajos clínicos,
con niños y púberes que seguiremos la investigación de estos interrogantes…
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