sábado, 17 de diciembre de 2016

Palabras de apertura a las Jornadas del ERINDA 19 de noviembre de 2016*

*Por Graciela Giraldi

Buenos días, quiero agradecer en nombre del ERINDA a los presentes, erindianos y no erindianos, quienes en esta ocasión se sintieron convocados por las Jornadas, en particular a los que se dedican a otras prácticas que se enlazan al psicoanálisis como la educación, la música, el teatro, donde están presentes los cuerpos de sus actores tal como en el psicoanálisis, de allí que no nos analizamos por Skype. Hoy tendremos la oportunidad de realizar un intercambio entre los agentes de diversas prácticas que alojan las inquietudes del niño y del joven.

Tenemos la alegría de contar nuevamente con los ricos aportes de Adela Fryd, madrina del ERINDA en aquél masivo acto de su fundación del 20 de noviembre de 1993. 

El significante ERINDA fue un invento de JAM ofrecido a los grupos que había en nuestra ciudad sobre el estudio e investigación del psicoanálisis aplicado a los niños. Desde 1993 somos un grupo más de la RED CEREDA que se expande por todo el mundo.

Debo aclarar que veinte tres años antes sólo teníamos la ventaja del entusiasmo juvenil, porque no contábamos aún con la Escuela en Rosario y todo lo hacíamos unos pocos gatos locos a los ponchazos, sin tener siquiera el lugar y la organización institucional necesarios para el despliegue de nuestras actividades.

Pero hoy, contamos no sólo con la escuela en Rosario sino con la juventud y el empuje de quienes participan del ERINDA. Por ello quiero agradecer especialmente a la Comisión Organizadora de estas Jornadas conformada por: Raquel Gioffredo, Ana María Larrea, Silvana Fasciuto, Sofía Moro y Fabián Dutto, que se dejaron orientar por la dirección de Rubén López, de la Comisión de responsables del ERINDA, junto con Arias María del Carmen, Errecondo Marcela y quien les habla. Sé que los organizadores pusieron lo mejor de ellos para que hoy nos sintamos cómodos y las Jornadas se desplieguen de la mejor manera.

Para quienes no lo saben, cada año, en nuestro curso del ERINDA desplegamos temáticas que se articulan al trabajo de la Nueva Red CEREDA del Campo Freudiano, apoyándonos en el principio de la unicidad del psicoanálisis, bajo la perspectiva de que el psicoanálisis con los niños no es una especialidad, si bien tiene sus particularidades, en tanto que los niños son traídos a la consulta por su familia, y hacemos entrevistas con ellos.

Durante el Curso 2016, abordamos el interrogante: “¿Cómo se sale de la infancia y de la pubertad hoy?.” Pondremos el broche conclusivo al curso en estas Jornadas.

La cuestión de cómo se sale de un estado subjetivo, o de un lugar y se pasa a otro, consuena con la pregunta nodal de la formación analítica: ¿Por qué empezamos a analizarnos y cuándo salimos de la experiencia analítica?. 

Interrogarnos por nuestra formación analítica, nos orienta en nuestra investigación en torno a las salidas de la infancia, la niñez, la pubertad y la adolescencia. 

Entendemos que si hay salidas del análisis, es porque antes hubo entrada y se le puso el cuerpo a la experiencia analítica, realizándose la experiencia lenguajera del inconsciente con el partenaire analista.

Y, como bien lo expresó Eric Laurent en su libro sobre cómo se terminan los análisis de los niños, las salidas dependen de la entrada.

Sigmund Freud elaboró el concepto de lo infantil escuchando a sus pacientes adultos hablar sobre sus vivencias infantiles, y ubicó la temporalidad lógica de la constitución de un síntoma en el pase de la infancia a la niñez, tal como fue la fobia a los caballos que armó Juanito a sus 5 años, cuando le picaba su cosita de hacer pipí y él no lograba significar fálicamente lo que le pasaba en su órgano peneano.

El niño freudiano estaba afectado por un cuerpo pulsional que intentaba controlar a la manera de un pequeño científico construyendo teorías sexuales infantiles que cumplían la función de velar la falta en la madre, o lo que entendemos con Lacan ese aspecto de la madre como mujer. Dichas teorizaciones, más tarde y gracias al padre, eran reemplazadas por un fantasma tipo que intentaba metaforizar el goce del cuerpo.

Adela Fryd nos preparó un buen plato sobre esta cuestión para nuestro banquete de palabras, con su Conferencia titulada: Ardientes saberes.

Hoy día, la niñez transcurre como una ráfaga; sin tiempo para las ficciones se pasa abruptamente de la infancia a la pubertad, y se eterniza la adolescencia. 

En ocasiones, los padres inciden en ello hasta la crueldad de convertir a sus hijos en objetos de exhibición mediática, o introduciéndolos desde temprana edad a las exigencias del mercado en deportes competitivos, anulando en la niñez el espacio del juego, de las travesuras y de los disparates infantiles.

Observamos que de la niñez se pega un salto a la pubertad, entrando bruscamente en esa metamorfosis subjetiva entre los ocho y once años.

En el curso hemos proyectado la película titulada Trust (confianza), del Director David Schwimmer, y debatimos sobre la cuestión del traumatismo sexual sufrido por una joven que fue violada por un perverso que ella había conocido vía internet. El mismo título de la película nos muestra la debilidad del uso actual del término confianza, ya sea en su falta o por su exceso.

Otra película puesta al trabajo por uno de los talleres fue “Hombres, mujeres y niños”, del director Jatson Reitman, que da a ver la incidencia de internet en la vida de las personas, generando nuevas formas de lazos entre padres, jóvenes estudiantes y maestros de escuelas secundarias.

Leemos que de la pubertad, del tiempo subjetivo donde se producen mutaciones del goce en el cuerpo, se pega otro salto estrepitoso a la adolescencia, sin poder inscribirse el tiempo lógico del armado de un síntoma: un estudio, una profesión, un amor, un trabajo. En cambio, se alarga la salida de la adolescencia hasta pasados los 30 años. El joven va probando de una carrera universitaria a la otra, y evita comprometerse con otros y por una causa. 

En la medida de que el joven alarga el tiempo lógico para comprender, no puede concluir en una solución-síntoma en tanto le falta la falta y, por consiguiente, no opera la función de la prisa para concluir en la toma de decisiones.

J-A Miller ubicó en la procastinación a esta problemática del deseo en los adolescentes de nuestra época. Ellos prometen a los demás: Mañana lo haré; no me apuren que en un futuro decidiré. Y así se les va la vida, cayendo muchas veces en la apatía y en la tristeza.

Por otro lado, los jóvenes dejaron de buscar el saber en los otros: maestros y médicos de carne y hueso, y los cambiaron por el Dios Google.

Entonces, si hoy día la brújula de los ideales fue remplazada por el GPS de los objetos plus de goce que comandan la vida de las personas, más aún para los niños y jóvenes; el practicante del psicoanálisis deberá estar alertado de que la función del analista en la cura con niños se orientará por lo real desde el caso por caso, disputándole al niño el lugar de objeto plus de goce que ocupa para la madre, la flia y la civilización, a efectos de que pueda responder a sus problemáticas y encrucijadas por medio de sus ficciones e invenciones.

Y, con los jóvenes analizantes el analista se convertirá, en cada ocasión, en un partenaire apto para todo uso, haciendo de objeto causa para las elaboraciones y esfuerzos de poesía de cada analizante ante su encuentro con lo real del amor, el goce y el deseo.









domingo, 13 de noviembre de 2016

Preparándonos para las jornadas 2016*

Por Maria del Carmen Arias
Preparándonos para nuestras jornadas les hago llegar algunas reflexiones.

A la salida del Edipo, según ubica Freud y retoma Lacan:
Se produce una metamorfosis por el ideal del yo donde el sujeto se reviste con las insignias del Otro. Se sustituye el universo materno por las insignias del Otro y el sujeto se identifica con el tipo ideal de su sexo.
Se trata de dar una respuesta a que es ser hombre y que es ser mujer a partir de los semblantes donde R e I se conjugan.
Pero la constitución definitiva del ideal es algo que lleva su tiempo.  
Alexander Stevens  propone como tesis que la constitución decisiva del Ideal del yo se produce en la adolescencia y es central para su salida. Puede no producirse y es una opción del sujeto.
El Ideal del yo ejerce su función sobre el deseo y la normatividad sexual.
Podemos pensar que la salida del Edipo coincide con la instalación del Ideal del yo, pero hace falta tiempo para que se ponga a prueba, para que la salida edípica y su elección de objeto pase al acto.
Tenemos: sexualidad infantil, latencia o tiempo del dormir, pubertad o tiempo del despertar.
Para Freud la sexualidad es traumática. Esta excluida de un registro de saber. Al niño le falta un saber sobre el sexo que el adulto no le da. Eso es lo que Freud ubica como lo  traumático de la sexualidad.
Esto lo lleva a pensar en la profilaxis y la prevención de las neurosis. En 1907 “El esclarecimiento sexual del niño” carta dirigida a un pediatra habla de una “adecuada información al niño para evitarle sufrimiento y su neurosis”.
Hoy en día no falta saber precisamente. Hay un acceso inmediato a Internet , casi un exceso de información circula.
Podemos preguntarnos ¿Cuáles son las consecuencias del exceso? No solo de información sino del nutrido repertorio de modos de satisfacción al que tienen acceso. Por ejemplo la pornografía infantil.
Hay una diferencia entre el saber inconciente y el saber académico o de la ciencia.
El saber inconciente esta constituido por un conjunto de significantes que intentan responder las preguntas. Es un saber singular y esta conectado a una fijación pulsional. Envuelve las huellas, lleva consigo la memoria de una satisfacción en el cuerpo que ha experimentado el niño y que aunque reprimida dará las coordenadas de la satisfacción por venir.
Lo imposible de saber sobre el sexo es lo que despierta al joven y marca su entrada en la pubertad.  Lo pulsional empuja, desorganiza el modo infantil con el que venia arreglándoselas. El despertar se trata del encuentro con el Otro sexo.
Alexander Stevens ubica a la adolescencia como síntoma de la pubertad, como respuesta a un real que irrumpe.
Por lo tanto podemos ubicar la entrada en la adolescencia en el momento de la pubertad. Pero su salida parece no tan fácil de ubicar.
Nuestras Jornadas serán la ocasión de seguir  debatiendo este y otros temas.
¡Los esperamos!





miércoles, 9 de noviembre de 2016

Salida de la pubertad, solución adolescente*



*Por Graciela Giraldi, miembro de la EOL, la AMP y ERINDA
Extracto del libro de su autoría: “¿Cómo interpretar al niño y al adolescente hoy?”, Editorial Homo Sapiens, Rosario, Argentina.
 


La palabra adolescencia reúne una variedad de significaciones. Una de ellas, está construida en torno a una franja de edad cronológica que se fue modificando a lo largo de las civilizaciones y que hoy día traspasa las dos décadas; otra es la comportamental o psicológica, que varía según los semblantes vigentes de cada época; y también tenemos la interpretación biológica del criterio médico.

Hoy por hoy, existe un mercado específico para el consumo de los adolescentes que comprende: vestimenta, tatuajes, gadgets de uso virtual y material pornográfico.

El psicoanalista Jacques-Alain Miller destacó en su intervención de clausura de la 3ª Jornada del Institut de l´enfant “Interpretar al niño”, Palais de Congrès de Issy-Les-Moulineaux, 21/3/2015, la incidencia del mundo virtual en las vivencias del adolescente actual sobre el ejercicio autoerótico del saber, que ya no necesita ir a buscarlo en el otro pues la máquina misma se lo provee.

Miller utiliza la fórmula Lacaniana de: “el saber en el bolsillo”, en tanto el sujeto no tiene necesidad de pasar por una estrategia con el deseo del otro. Hoy hay una erótica del saber que es diferente de la erótica del saber que prevalecía antiguamente, porque aquella pasaba por la experiencia del lazo al otro.

También es destacable que el tipo de socialización sintomática que practican los adolescentes no es por identificación a Ideales sino a modos de gozar: alcoholizarse, fumar, deportes de riesgo.

Sigmund Freud, fundador del psicoanálisis, no habló de adolescencia sino de pubertad para referirse a un estado de conmoción, de metamorfosis y de transformación subjetiva del púber en relación a su ser sexuado.

Es decir, que más allá de los cambios funcionales hormonales y orgánicos manifestados por el crecimiento disarmónico del cuerpo, la aparición del bello pubeano en las zonas genitales, el púber es aquél que despierta del sueño de su niñez de una manera brusca y traumática, pues se enfrenta al otro sexo y no sabe qué hacer con él. 

Porque, a diferencia de los animales que poseen el instinto que los empuja al apareamiento, los seres humanos no contamos con un programa biológico que determine y organice nuestra vida erótica.

Entonces, la pubertad es uno de esos momentos de la existencia en donde el ser hablante se encuentra con la conmoción de la falta de encaje armónico con el Otro sexo. De allí que resulta habitual que en los lugares de encuentro los varones se agrupen por un lado y las chicas por otro.

En el púber, también se modifica la imagen del cuerpo y es común que lo pase mirándose al espejo, intentando acomodarse a su nueva imagen.

¿Cuál es la salida para el púber que vive este sacudón en su existencia?. 

La solución subjetiva es encontrar para su “Yo” otra forma distinta a la que sus padres depositaron en él cuando era niño. Para ello es necesario que se oriente por el Ideal que está fuera de él, es decir, en los otros.

Y esa elección se hace en la adolescencia.

¿Qué quiere decir constituirse un Ideal del Yo?. 

Es poder hacer una nueva elección de vida: estudiar una carrera profesional, realizar un lazo laboral, sostener el lazo amoroso con su partenaire, la práctica de un deporte.

Es decir, que la salida adolescente es hacerse una nueva forma de vida que le otorga una satisfacción particular, lo que no implica que su grupo familiar esté satisfecho con su elección.

Esta elección que se funda en un deseo singular se lee en los dichos: soy escritor de alma, enloquezco si no pinto un día, es más fuerte que yo competir en natación, de chiquito ya me gustaba el trabajo con las computadoras, etc.

El Ideal del Yo está orientado por el orden simbólico. 

Pero hay una dificultad en nuestra época porque la palabra perdió su peso en los lazos sociales, la autoridad paterna se licuó, y las Instituciones educativas como también las deportivas, que eran refugio para los adolescentes, han entrado en crisis.

El desfallecimiento simbólico, la caída de los Ideales, y la sobrevaloración de los objetos de consumo que el mercado produce para los adolescentes dificultan el trabajo de búsqueda del sujeto en encontrar un Ideal para su Yo.

El psicoanálisis, lejos de plantear una restauración de la figura paterna, apuesta al recurso de cada ser hablante: su síntoma.

¿Por qué el síntoma es la brújula del ser hablante?

Ubicamos que el síntoma tiene dos caras: Una es la oscura y molesta que se nos atraviesa como una espina en la garganta y nos empuja a buscar ayuda.

Hoy día, es común que al adolescente lo acompañen sus padres a la consulta ante síntomas de adicciones al alcohol y a los tóxicos, donde no hay implicación subjetiva, falta el deseo de querer saber qué me está pasando.

El problema, a conmover de entrada, es que quien padece una adicción se presenta nombrándose adicto, aunque exprese que domina la situación y que puede dejar al objeto si se lo propone.

Entre los malestares frecuentes de los adolescentes se plantean las inhibiciones en lo laboral y en sus estudios, que se acompañan muchas veces de un afecto de tristeza, producto de bajar los brazos por renunciar a sus deseos ante mínimas frustraciones que tienen con sus emprendimientos.

Otras dolencias actuales de los adolescentes como la anorexia, la bulimia, la angustia de pánico, los pasajes al acto delictivos, el aburrimiento y las depresiones tampoco se acompañan del querer saber del paciente sobre qué le está pasando.

En estos síntomas, la subjetividad queda subsumida ante el exceso de goce, respondiendo al imperativo de nuestra época que empuja a gozar sin impedimentos y sin límites, hasta la muerte misma, como en algunos casos de adicciones tóxicas.

Podemos leer que nuestro mundo globalizado nos inunda con órdenes de consumo de cualquier cosa para tener éxito y ser felices.

Y, especialmente los adolescentes son muy receptivos  a ello porque están en el tiempo lógico de búsqueda de soluciones para su vida.

De allí que, cuando el adolescente está en esa encrucijada aparece el síntoma como una piedra en su camino para indicarle que pare, que se detenga a pensar qué le pasa.

El psicoanálisis aloja al síntoma pues se apoya en el principio de que no hay subjetividad sin síntoma.

En esa perspectiva, hacer un psicoanálisis no es sin el síntoma que empuja a la consulta por el malestar que irrumpe bruscamente en la vida de alguien.

Durante la experiencia analítica el síntoma será la brújula del analizante; y al final del análisis la herramienta que lo enlaza satisfactoriamente a los otros, así como lo son la escritura del escritor, las obras del artesano, el ojo clínico del médico, el hacer habitable un vacío del arquitecto.

domingo, 23 de octubre de 2016

Buenas salidas y falsas salidas de la adolescencia

Por Verónica Lagamma



Freud en “Tres ensayos de teoría sexual” compara la metamorfosis de la pubertad con la perforación de un túnel que comienza por sus dos extremos simultáneamente. Esta metáfora permite decir que este túnel hay que perforarlo y a atravesarlo para salir de la adolescencia.


Sabemos desde el psicoanálisis lacaniano que “no hay sujeto sin Otro”, también podemos decir que “no hay adolescente sin Otro”, esto es, sin sus padres, profesores o tutores, la institución o el analista. Las respuestas, la posición de los adultos que vendrán a investirse o no con la función del Otro, adquieren una relevancia fundamental, en la entrada y en la salida del túnel.


Por supuesto que no existe una formula para garantizar una salida exitosa del túnel. El recorrido del túnel va más allá de la cronología, es preciso el recorrido de un tiempo lógico. De allí la importancia de considerar el tiempo de la pubertad como ese momento donde el joven se prepara para dar un salto en la vida, el de abandonar el mundo de sus objetos infantiles de satisfacción y preparase para la vida adulta. La salida del túnel, en el mejor de los casos, va a estar en relación a un proyecto vivaz para ese joven.


Podemos decir que tenemos buenas salidas y falsas salidas. Las falsas salidas o la no salida de la adolescencia vamos a situarla por el lado del síntoma en su vertiente más sufriente. Son modos sintomáticos de defenderse frente a los impasses de su trayecto hacia el mundo adulto.


Las buenas salidas, podemos pensarla en relación al goce de la vida que se deciden en un anudamiento singular de ese joven, que va a estar entramado en relación a ciertas contingencias.


Con respecto a las posibles salidas de la adolescencia quiero hacer un breve comentario de la película llamada “Precious”. “Precious” está basada en la novela Push (1996), escrita por Saphire, quien enseñaba a leer y escribir a adolescentes en Harlem y en cuya experiencia se basa el libro.


A sus 16 años, Claireece “Precious” Jones está embarazada por segunda vez de su padre, al que nunca ve. Es una chica obesa y analfabeta que vive en Harlem junto a su madre, que la somete a maltratos físicos y verbales. “Precious” va a una escuela pública, se muestra callada, no abre su cuaderno. Dice gustarle las matemáticas. Además delibera: “algo va a suceder, algo la va a liberar o alguien me vendrá a liberar”. La posición inicial de la adolescente es de no querer saber lo que le pasa, ni tener la posibilidad de que su palabra sea escuchada. Está sola, encerrada en sus pensamientos. “Precious” aparece como objeto a ser gozado, objeto de desecho.


Este film también nos muestra escenas de bullying, vemos a la protagonista ser objeto de burla de sus compañeros y jóvenes del barrio. “Precious” está identificada en el lugar de víctima de la agresión del otro, lo que conlleva una inhibición en su acto de respuesta. De este modo podemos pensar el bullying como una falsa salida para los adolescentes del siglo XXI, una falsa salida por la vía del acto.


En una de las primeras imágenes del film, “Precious” aparece pensando en sus gustos e inmediatamente surgen pensamientos que invalidan su deseo, brotan las palabras de la madre con un efecto penetrante.


Cuando la joven está a punto de abandonar la escuela por su embarazo es enviada a una escuela alternativa, donde los alumnos participan activamente en la enseñanza, allí conocerá a la profesora Rain.


Es así que esta adolescente ingresa a la escuela alternativa y acontece el comienzo de algo distinto. El encuentro contingente con esa profesora, va a introducir un nuevo alojamiento en el Otro, un nuevo amor transferencial. Ella pregunta por su nombre y su historia a cada una de sus alumnas. Ya en el primer encuentro les pregunta: ¿qué es lo que mejor saben hacer?, dando un lugar al deseo. Se produce un giro en “Precious” y habla, habla por primera vez en una clase.


Además la profesora les pide que escriban sobre lo que sienten, no le importa si es con falta de ortografía, simplemente que escriban. La importancia de lo simbólico, de la escritura, le posibilita alfabetizar su pensar. En el cuaderno escribe que pensaba que nunca iba aprender, y que ahora ama a la escuela. Su subjetividad se trama de otra manera.


Nace su segundo hijo, vemos a “Precious” que decide amamantar, siente que puede hacerlo y quiere recuperar a su otra hija. Empieza a pensar que puede leerle a su hijo.


Es importante acentuar la transferencia de trabajo que posibilita la profesora, la posición de esta profesora que sostiene su deseo dando lugar al deseo de cada uno. “Precious” decide en función de su deseo. Decide asistir a esa escuela alternativa. A pesar del horror de su historia, se alfabetiza. “Precious” decide otra cosa para sí, se enlaza al deseo generado por la escuela alternativa. Vemos que hay un consentimiento al deseo que promueve la alfabetización.


Para finalizar quiero agregar que no hay nada programado previamente en la salida de la adolescencia porque va a depender de cada adolescente, es el resultado de una invención particular. Que puede ir en dirección a una posibilidad de hacer que lo habilite a vivir mejor. En muchos casos dejando advenir su deseo. Por supuesto que no es sin un Otro que le diga: “Sí”. En este sentido la salida siempre será inédita, será nueva y particular en cada adolescente.

jueves, 20 de octubre de 2016

Salidas transexuadas*



*Por Graciela Giraldi

Nombrarse en una posición sexuada parte de una insondable decisión del ser, de la que los analizantes adultos testimonian que se produjo en su temprana niñez. En Argentina, otros ámbitos como el juridico dieron curso legal al cambio de género en la documentación de niños que no están de acuerdo con su sexo anatómico.

Cada psicoanálisis constata que tener un pene o una vagina no determina la elección de Un goce u Otro, como tampoco ser hombre o mujer dependen de las identificaciones a mamá o a papá. 

La lógica de la sexuación de Lacan se basa en la función fálica y el goce, no sobre las identificaciones.

En “Biología Lacaniana”, JAM subraya que cada niña o niño tiene que inventar su manera de imaginar su sexo y el Otro, de acercarse o huir de él. No hay, a nivel de la vida inconsciente, complementariedad ni armonía.

Si para los seres hablantes el sexo adviene siempre en la niñez al modo traumático, las ofertas legales y científicas actuales sobre cambio de género y de órgano sexual no alojan la dimensión del goce. 

Sí el Psicoanálisis lacaniano, en tanto sigue haciendo lugar al tiempo de la construcción de ficciones e invenciones de cada analizante en el lazo con su cuerpo.