martes, 2 de febrero de 2016

Apertura Jornadas ERINDA - Noviembre 2015


 *Por María del Carmen Arias


Cuerpo e imágenes, dos temas que esta Jornada nos invita a trabajar.
¿Pero que decir cuando hablamos de la imagen en singular, dando peso a esta unidad?
Como punto de partida tenemos el cuerpo como imagen que se presenta tempranamente en el estadio del espejo, soporte identificatorio en el  registro imaginario, instancia del yo ideal referida a la imagen especular, cuerpo como totalidad. Lacan lo escribe como i(a).
Pero también se hace presente al mismo tiempo, el drama entre la prematuración y la anticipación, la dehiscencia
La dehiscencia tiene que ver en el ámbito sanitario con la abertura espontánea de una zona suturada de una herida, quedando los bordes de la herida separados, sin cumplirse el propósito de la sutura.
Podríamos también decir que la mancha, el  agujero, el hueco  que afecta a la imagen dan la idea de una virtualidad y su resto, siendo esta la  puerta de entrada del psicoanálisis.
En la actualidad vemos el empuje hacia  una realidad virtual que intenta separarse de lo Real como imposible de representar. Hay una fetichización de la imagen exterior del cuerpo. Nuevo objeto en el zenit del universo social. Promoción del semblante ¿suplencias imaginarias?, ¿imperio del narcisismo? .Que decir del  imperio de las selfies, el crecimiento de los encuentros de cosplayer, etc.
Pero también se nos presenta un cuerpo despedazado en la multiplicidad de imágenes que muestran su interior en el empuje a dar a ver más y más.
Hace unos meses se anunciaba que en el Reino Unido  se había agotado un vibrador con cámara que servia para obtener selfies vaginales que se pueden bajar a face time y a la computadora por smartphone. Se logra ver que pasa en el interior de la vagina, las variaciones en el climax. Se garantizan horas de diversión y un mejor conocimiento del cuerpo. Se trata de jugar, explorar y aprender al mismo tiempo según dice la propaganda.
Lacan a lo largo de su enseñanza va a sostener que lo imaginario es el cuerpo, hay una afinidad entre lo imaginario y el cuerpo desde el espejo hasta los nudos.
En el año 77 Miller nos habla de “La imagen reina”[1] y en el 2015, recientemente en San Pablo, hablamos de “El imperio de las imágenes”[2] .concepciones distintas, de distintas épocas, referidas a la imagen que conviene que intentemos despejar .
La imagen reina es introducida en lo imaginario  como homologa al significante amo en lo simbólico. Son esas imágenes donde se concentran los dichos del paciente o las deducciones del analista, las que subsisten en un análisis ante el naufragio del mundo de las imágenes por la supremacía de lo simbólico.
Ellas son solo 3:1) El propio cuerpo; 2)El cuerpo del Otro; 3)El falo.
Estas imágenes reinas se coordinan con el goce del sujeto.
Respecto al cuerpo propio el operador que actúa en el campo de la visión es el espejo, es una forma visual adquirida donde el goce como jubilo ante la imagen esta presente. Goce imaginario que constituye la matriz del yo  y la idea de si mismo como cuerpo.
Si el espejo es el lugar donde el sujeto se ve, sede de las identificaciones imaginarias, el Ideal del yo es el punto de basta de las identificaciones imaginarias, es su anclaje simbólico, es el lugar desde donde el sujeto se mira.
En el seminario 5 Lacan aborda el tercer tiempo del Edipo afirmando que ahí se produce una verdadera transformación, el sujeto sale nuevo por el Ideal del yo.
El sujeto se viste con las insignias del Otro y esto se hace a nivel paterno. Es el padre que dice si, que tiene, que da, que promete para el futuro. A partir de ahí se establece el que es ser hombre y que es ser mujer, identificación con el tipo ideal de su sexo.
Pero sabemos que la constitución del Ideal del yo lleva su tiempo, la tesis de Alexandre Stevens[3] es que la constitución “decisiva” del Ideal del yo se produce en la adolescencia y es central para su salida.
Aunque hoy vemos que la salida suele ser una opción que el sujeto no elige, y eso nos lleva a pensar en la prolongación de la adolescencia o la procrastinación de su salida.
En la actualidad la situación ha cambiado. Las imágenes imperan sin vehiculizar sentido, leyes o normas. Nos esclavizan, muestran una sociedad hiperconectada, parece no haber diferencia entre lo real y lo virtual, producen transformaciones sobre la vida de los individuos y también sobre el cuerpo.
No se trata de la imagen reina sino del velo de Maya, telaraña  del imperio de las imágenes que se proyectan sobre el lenguaje, convirtiéndose a veces en referencias
El padre del 3º tiempo del Edipo  ha desfallecido y los semblantes hombre y mujer ya no ordenan como antes.
El falo que es el operador en la relación entre los sexos, en la relación con el cuerpo del otro, también esta devaluado, asistimos a un impedimento en los encuentros con el Otro sexo. Hay estudios y estadísticas que revelan que los jóvenes japoneses se muestran cada vez menos interesados por las relaciones sexuales, hay una baja de la natalidad considerable. Pero paradójicamente  fabrican muñecas inflables cada vez más perfectas, consumen  cada vez más pornografía y hay un aumento del consumo de juguetes eróticos.
Se hace evidente que es cada vez mas difícil la relación de los sexos entre si, pero sigue habiendo sexo, o sea goce, por  eso nos ocupamos del cuerpo.
Respecto a este punto vale la pena detenernos en un periodo que Freud ubica como la metamorfosis de la pubertad y Lacan alude con el despertar de la primavera, momento de transformación estructural donde además se reflejan con intensidad los cambios de época.
Momento de irrupción de lo traumático como lo imposible de saber frente a la inminencia del encuentro con el otro sexo. Momento en que se pone en evidencia la no relación sexual ya que no hay complementariedad entre el goce femenino y masculino, tampoco hay relación lógica o matemática en lo sexual que pueda venir en auxilio.
Se trata de lo real del sexo que irrumpe como escansión, como corte con la sexualidad infantil, como déficit de saber y que afecta a cada uno, sobre todo en lo que se refiere al cuerpo no solo como imagen, sino también habitado por el empuje de lo sexual.
Momento de ensayo de respuestas sintomáticas individuales que pondrán a prueba los recursos con que cada uno cuenta que harán posible o no el encuentro sexual.
 Lo nuevo es la incidencia de las imágenes a partir de las nuevas tecnologías donde algo no se detiene, donde a veces se dificulta la instalación de la transferencia, donde no hay lugar para las palabras cuando las imágenes imperan.
El saber también cambia ya que se dispone de el inmediatamente, esta en Google. Ya no hay que ir a buscarlo al campo del Otro (maestros, padres, psicoanalista).Hay una autoerótica del saber que es distinta a la erótica que pasaba por el Otro.
Si nos prestamos a  la escucha analítica, algo puede deslizarse, que el analista recorta y el sujeto puede empezar a implicarse.
Es así que las imágenes pueden operar como obstáculo o como recurso en el encuentro con un analista. No se trata de demonizar lo nuevo.
 En “El ser y el uno”[4] Miller va a decir que no podemos contentarnos ya con hablar de sujeto, decir que la experiencia analítica se ubica en la experiencia del sujeto de la palabra. Estamos obligados a poner el cuerpo.
El cuerpo no es considerado como un cuerpo que goza, sino un cuerpo en tanto se goza. O sea, es  la traducción lacaniana de lo que Freud designa como autoerotismo. No es el cuerpo que correspondería a la relación sexual, es un  goce que no guarda la menor relación con la relación sexual.
Si en un principio Lacan  logra hacer de la identificación de Freud la base de la identidad del sujeto, con la primacía del Otro, esto hoy no se sostiene como vemos en muchos de los casos que se nos presentan y nos remite al reverso de la enseñanza de lacan.
Hay un principio de identidad distinto, ya  no es el cuerpo del Otro sino el propio cuerpo. No hay identificación, hay  pertenencia, propiedad. No se es un cuerpo, se tiene un cuerpo.
La única consistencia es el cuerpo va a decir Lacan cuando se refiere a los nudos, sosteniendo que se trata de una consistencia imaginaria.
La afirmación de Lacan, no hay relación sexual, repercute en la primacía del autoerotismo.
Por eso se trata de leer tres proposiciones en forma correlativa, articuladas: el auto goce del cuerpo, el no hay relación sexual y el hay de lo Uno. Esta perspectiva imprime una dirección a la cura analítica y una escucha a la altura de la época.
Recorto un ejemplo de un caso clínico que recuerdo de un libro de Eric Laurent y otros autores[5].
Una adolescente que no se sabe bien en que borde clínico esta.  Sufre de un impulso a cortarse que no puede frenar.
Marcas en el cuerpo que no paran, de las que nada se dice, hay silencio y marcas en el cuerpo. Parece que estamos frente a una desabonada del inconciente… transferencial.
Manda mensajes de texto, en las entrevistas no habla. La analista toma los mensajes de texto y su escritura para sacarlos del silencio, es un recurso que utiliza, no descarta y es lo que  la lleva posteriormente a la paciente  a comentar esos mensajes.
E. Laurent hace una puntuación del caso  refiriéndose a los cortes, y el silencio, dice: se trata del uno, uno y uno que no cesa y no  se engancha en la cadena significante S1----S2
Es una encarnación de la oposición  entre el significante uno que repite el goce, opuesto al registro del significante unario, corte simbólico. Un caso paradigmático para tocar la oposición entre los dos registros.
Hasta acá mi intervención que espero sirva de apertura, de disparador  a lo que podrá ser trabajado en el transcurso de estas jornadas.
                                  


[1]J. A. Miller: ”La imagen reina”.En: Elucidación de Lacan
[2] VII Enapol: “El imperio de las imágenes”.Setiembre 2015, Sao Paulo.
[3] -Alexandre Stevens: “Salidas de la adolescencia
[4] J. A. Miller: Curso 2011. Inédito
[5] E. Laurent y otros: “Cuerpos que buscan escritura”