*Por María del Carmen Arias. Miembro de la Eol.
Miembro fundadora de ERINDA (Espacio Rosarino
de investigación del Niño en el discurso
psicoanalítico). Asesora responsable del taller:
“Nuevas crianzas: una lectura clínica”.
emearias@hotmail.com
La crianza es la acción y el efecto de alimentar y cuidar.
Parto de esta definición general para tratar este
tema, definición que encierra cuestiones de vínculo
ya que se trata de la crianza de un sujeto infantil.
La crianza siempre fue un tema de interés. Primero
fue el saber medico quien se intereso en ella , ya en
1805 Santiago García, medico, académico de la Real
Academia de Medicina de Madrid escribe el libro
“Sobre la crianza física de los niños expósitos” ya
que estaba interesado en detectar y solucionar
el alto índice de mortalidad infantil que se registraba
en las Inclusas, que eran las casas donde
se recibía a los niños expósitos, hijos ilegítimos,
para evitar los infanticidios y salvar el honor de
las madres, o en el caso de hijos legítimos, cuando
el padre había muerto y la madre era pobre.
Es muy interesante como a partir de una minuciosa
observación saca conclusiones de las situaciones
adversas que pueden vivir estos niños abandonados
y trata de impedirlo a partir de la formación
de Instituciones Medicas dirigidas a las Inclusas de
Madrid. Uno de los temas que mas trabaja, ya que
es una de las mayores preocupaciones, es la lactancia.
Se detiene mucho en el papel de las nutrices,
mujeres o en ciertos casos cabras, en la necesidad
de que haya suficientes nutrices para que no falte
alimento para los internados, en lograr una regulación
en el amamantamiento, el destete, etc.
Si hacemos un salto en el tiempo, podríamos hacer
un recorrido de quienes inspirados en el psicoanálisis
o ciertas prácticas psi se ocuparon de este tema.
Sigmund Freud, su hija Ana y sus observaciones
en 1937 de niños menores de 2 años de familias
indigentes que concurren a guarderías en Viena.
Posteriormente su observación de niños refugiados
en Londres como consecuencia de la guerra.
John Bowlby con su teoría del apego, Rene Spitz con
sus observaciones e investigación de los niños en
orfanatos de donde surge como resultado la importancia
que la madre este presente en los casos
de hospitalización para una mejor recuperación.
Cuestión que nos parece natural pero que durante
mucho tiempo no fue así.
La cuestión del vínculo en la crianza de los niños
aparece como factor de peso, sobre todo el vínculo
madre hijo. La privación de la madre aparece como
factor patógeno.
A partir de los años 50/60 comienzan a gestarse
cambios culturales y sociales que se ven reflejados
en el rol de la mujer y la forma tradicional de familia.
La inserción laboral de la mujer, sus acceso a la Universidad,
el rol en la familia, la ausencia del hogar
para trabajar o estudiar, organizan una dinámica
familiar que incide en la crianza de los niños.
Surge entonces la pregunta acerca de cual es la manera
adecuada de crianza y lo nuevo es que quienes
salen a dar respuesta y consiguen un lugar relevante
no es ya el discurso medico sino cierta manera
de entender el psicoanálisis y las practicas psi.
Ante la desorientación frente a lo nuevo son convocados
los expertos que vienen a dar un sentido,
basados en ciertos ideales de que es un niño, que
es ser madre, la responsabilidad de ser “buenos
padres”.
En nuestro país se escucha la voz de Arnaldo Rascovsky,
pediatra, que se intereso por el psicoaná-
lisis y fue uno de los fundadores de la APA. Propone
la permanencia de la madre junto al niño
para una mejor crianza y hasta llega a culpar al
feminismo de la proliferación de enfermedades
mentales. En esa época la culpa asaltaba a las
madres que estudiaban o trabajaban.
Eva Giberti, en 1956, propone la “Escuela para padres”
dando las nuevas pautas para criar a los hijos.
Hace responsable totalmente a los padres de lo
que ocurre a sus hijos durante la infancia. Les
otorga la capacidad de hacerlos felices o desgraciados
pero paradójicamente opone el modelo de
autoridad y disciplina a favor de la nueva ideología
de los 60 de libertad, seguridad personal,
expresión emocional frente a la obediencia, etc.
Como consecuencia de todo este movimiento surge
en nuestro país el psicoanálisis con niños y su práctica
de la mano de Arminda Aberastury.
Si bien en un primer momento además de trabajar
con cada niño, derivaba a los Grupos de orientación
para madres, en una segunda etapa decide
trabajar solo con el niño.
Es evidente que las formas de crianza han sido
múltiples y diversas a lo largo del tiempo y que
a partir de cierto momento pasa a ser un tema
ligado a lo psi.
Hoy también parecen oírse cambios en los modos
de la misma: asistencia de las doulas, sugerencias
a favor del colecho, de la libre demanda, control
a partir de objetos tecnológicos (baby call, teléfonos
celulares), paginas que informan a diario que
le pasa al bebe y como proceder, etc.
Cada una de estas propuestas tiene sus defensores
y opositores. Pero ¿cual es la opinión desde el
psicoanálisis que podríamos intentar esbozar? No
demonizar lo nuevo, no caer en la nostalgia por lo
que ya no es, no fanatizarnos con las novedades.
Nuestro aporte puede surgir de la lectura de lo
nuevo en la singularidad de cada caso. Si la crianza
es una cuestión de vínculo, es una experiencia
donde se pone en juego el amor, pero también el
deseo y el goce. Nuestra lectura de las coordenadas
de la época, la hipermodernidad, nos indica
que lo simbólico ya no ordena como en la época
de Freud, los ideales se han debilitado y se ha
fortalecido la pulsión, con su imperiosa búsqueda
de satisfacción inmediata y sin límites, en cuyo
auxilio viene la tecnología con sus objetos. Esto
incide en las nuevas crianzas, los niños, los padres,
los nuevos vínculos. Los invito a seguir este
tema en una próxima publicación desde una lectura
psicoanalítica actual.