*Por Verónica
Lagamma
La clínica con
adolescentes nos enseña que las soluciones que ellos recurrían en la infancia
no son ya resolutivas en el despertar de la pubertad. Algo viene hacer sombra
en el cuadro de la infancia. Es así que se les presentan nuevos problemas que
fuerzan a nuevas soluciones. Llegando en muchos casos al desencadenamiento del
síntoma en su vertiente más sufriente. La entrada en la adolescencia va a
implicar hallar una salida. La dificultad que hoy encontramos es que la
adolescencia se alarga y no sabemos cuándo se sale de ella.
Cabe entonces
preguntarnos qué decimos cuando hablamos de salidas de la adolescencia. Y de
qué manera un adolescente puede salir. En primer lugar no hay única salida, sino
que vamos a pensar en múltiples salidas, haciendo hincapié en la singularidad
de cada sujeto. Desde esta perspectiva es que pienso que las salidas que el
adolescente intenta encontrar van a estar en relación a las diferentes
soluciones que cada adolescente puede inventar en el transcurso de un análisis.
El encuentro
con un analista puede posibilitar a un adolescente que ponga en palabras su
sufrimiento. Es hablando que el sujeto adolescente puede hilar de otra manera
las piezas que constituyen su vivir y
decir de la novedad que se introduce en este despertar. Despertar que lo
convoca a un imposible de decir. Es un imposible de decir sobre temas que
estaban amparados en la infancia. Muerte y sexualidad llevan las marcas de un
imposible de decir. Y sobre todo es la confrontación con lo imposible de saber
sobre el sexo.
Es de mi
interés trabajar para este segundo cuatrimestre del curso, con una viñeta
clínica de una adolescente. Me anticipo a contar que esta adolescente nos trae
una solución frente al goce del síntoma en su vertiente autista.
Los esperamos.