Por Maria del Carmen Arias
Preparándonos
para nuestras jornadas les hago llegar algunas reflexiones.
A la salida
del Edipo, según ubica Freud y retoma Lacan:
Se produce una
metamorfosis por el ideal del yo donde el sujeto se reviste con las insignias
del Otro. Se sustituye el universo materno por las insignias del Otro y el
sujeto se identifica con el tipo
ideal de su sexo.
Se trata de
dar una respuesta a que es ser hombre y que es ser mujer a partir de los
semblantes donde R e I se conjugan.
Pero la
constitución definitiva del ideal es algo que lleva su tiempo.
Alexander
Stevens propone como tesis que la
constitución decisiva del Ideal del yo se produce en la adolescencia y es
central para su salida. Puede no producirse y es una opción del sujeto.
El Ideal del
yo ejerce su función sobre el deseo y la normatividad sexual.
Podemos
pensar que la salida del Edipo coincide con la instalación del Ideal del yo,
pero hace falta tiempo para que se ponga a prueba, para que la salida edípica y
su elección de objeto pase al acto.
Tenemos: sexualidad
infantil, latencia o tiempo del dormir, pubertad o tiempo del despertar.
Para Freud la
sexualidad es traumática. Esta excluida de un registro de saber. Al niño le
falta un saber sobre el sexo que el adulto no le da. Eso es lo que Freud ubica
como lo traumático de la sexualidad.
Esto lo lleva
a pensar en la profilaxis y la prevención de las neurosis. En 1907 “El
esclarecimiento sexual del niño” carta dirigida a un pediatra habla de una
“adecuada información al niño para evitarle sufrimiento y su neurosis”.
Hoy en día
no falta saber precisamente. Hay un acceso inmediato a Internet , casi un
exceso de información circula.
Podemos
preguntarnos ¿Cuáles son las consecuencias del exceso? No solo de información
sino del nutrido repertorio de modos de satisfacción al que tienen acceso. Por
ejemplo la pornografía infantil.
Hay una
diferencia entre el saber inconciente y el saber académico o de la ciencia.
El saber
inconciente esta constituido por un conjunto de significantes que intentan
responder las preguntas. Es un saber singular y esta conectado a una fijación
pulsional. Envuelve las huellas, lleva consigo la memoria de una satisfacción
en el cuerpo que ha experimentado el niño y que aunque reprimida dará las
coordenadas de la satisfacción por venir.
Lo imposible
de saber sobre el sexo es lo que despierta al joven y marca su entrada en la
pubertad. Lo pulsional empuja,
desorganiza el modo infantil con el que venia arreglándoselas. El despertar se
trata del encuentro con el Otro sexo.
Alexander Stevens
ubica a la adolescencia como síntoma de la pubertad, como respuesta a un real
que irrumpe.
Por lo tanto
podemos ubicar la entrada en la adolescencia en el momento de la pubertad. Pero
su salida parece no tan fácil de ubicar.
Nuestras
Jornadas serán la ocasión de seguir
debatiendo este y otros temas.
¡Los
esperamos!
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