domingo, 28 de mayo de 2017

Los mitos freudianos*

*Por Marcela Errecondo

Lacan señaló y la mitología tiene para ilustrar, los padres que se identifican a la función, confundiendo su capricho con la ley que tiene que transmitir: locos del TODO y emborrachados de la potencia fálica, encarnan el superyó obsceno y feroz. Estos textos tienen una lógica que opone el padre que debe morir al padre desfalleciente pero que es vector de la civilización y atempera la brutalidad.

Toda la obra freudiana reposa en la idea que le viene de la clínica y de las reflexiones antropologías: ¿cómo pacificar lo que queda del origen? En ese sentido, Freud dice que el Complejo de Edipo y el Complejo de Castración es lo que permite resolverlo, Lacan dirá que es gracias al Nombre del padre que se produce la represión del terror arcaico ligado al padre primitivo como a la madre arcaica. Freud no se olvida de que Layo fue el autor de la sentencia de muerte de su hijo.

Yocasta esposa de Edipo, cuenta sobre el oráculo de Apolo que predijo a Layo que moriría asesinado por uno de sus hijos. Por este motivo Layo mandó matar a su único hijo, se lo dieron a un criado para que lo matara.

Freud, en su texto Tótem y tabú, trabaja el totemismo en relación a la exogamia. Toma a los pobladores primordiales de Australia que a pesar de ser caníbales tienen una ética y evitan el incesto, es decir una restricción a sus pulsiones sexuales. La pregunta es cómo surgió, ¿cómo es que se conecta el tótem, la exogamia y la prohibición de un goce? Ubica que, hay un uso lingüístico, clasificatorio, es decir una cuestión simbólica: padre es cualquiera de la misma comunidad pero no es consanguíneo, la prohibición totémica delimita los matrimonios.

Al ir del mito a la patología (p.56) dice “…el paranoico recrea en el delirio de persecución (…) el vínculo del niño con su padre (…) el hijo (…) atribuye al padre una plenitud de poder (…) la desconfianza hacia el padre se enlaza de una manera íntima con su alta estimación”. (p.143) “… un padre violento, celoso que se reserva todas las hembras para sí y expulsa a los hijos varones cuando crecen”

Freud dice que el padre de la horda primitiva, figura de un goce sin freno y de un capricho soberano, es lo que encuentra en toda cura analítica, personaje prehistórico inolvidable imposible de destronar.

Entonces, la muerte del padre viene al lugar de la operación de lo simbólico que permite vivir juntos, (lazo social) e instala una eticidad.

Freud (p.130) “Las fobias de los niños (…) en todos los casos era lo mismo: la angustia se refería en el fondo al padre cuando los niños indagados eran varones y había sido desplazada al animal.”

Lacan en el Seminario 7 (p. 368) en un comentario de Totem y Tabú que recomiendo leer, toma otro matiz, trabaja el padre totémico como agente de la amenaza y la castración, en donde aparece un nuevo sujeto implicado en una nueva relación imaginaria con el padre. Es decir el padre no es universal, es el padre que creó a ese niño insuficiente que yo soy. Hay entonces un duelo por un padre que sería verdaderamente alguien. A partir de ahí subsisten juntos el padre simbólico del amor y el padre imaginario del odio y el reproche, el odio es a la vez odio de mí y odio de él.

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